domingo, junio 26, 2011

COMO CUIDAR UN PÁJARO CAÍDO DEL NIDO





Este es Jorge, Jorgito, un mirlo común. En algún momento del día se ha caído del nido y hoy cuando sacaba a la Chata le he encontrado intentando remontar el vuelo. A veces cuando un pájaro cae del nido los padres bajan y le siguen alimentando, especialmente si como Jorge ya es grandecito. La cosa es que hace calor, mucho, y la zona donde ha caído está muy transitado por gatos, empezando por los míos, así que le he cogido y me le he traído a casa. Os cuento brevemente como le cuido por si os veis en el mismo caso tal vez os sea de ayuda. También si leéis esto y tenéis experiencia me gustaría conocerla y que diérais ideas y pautas para que la cría de Jorgito sea un éxito y pronto sea libre.



Lo primero que he hecho para cogerle es echarle un paño por encima, el mismo que veis en la foto. La situación para el pájaro es de muchísimo stress y la oscuridad les ayuda a relajarse. Además con el calor que hace las manos sudan y provocan un calor en el animal que junto con la tensión no es bueno. Ya en casa le he puesto en una caja de zapatos en la que he hecho muchos agujeros con un lápiz para que no le falte el aire- He metido a Jorge dentro envuelto en el paño a modo de nido y le he dejado así en el baño. Nada de ruidos, mis gatas no le pueden tocar y la perra tampoco. Después le he preparado una pasta con yema de huevo, lechuga y galletas para diabéticos, por que eran las que tenía y porque creo que sin azúcar es mejor. Lo he triturado todo bien y diluido en agua, para que quede una pasta suave. Cuando la he tenido listo la he metido en una jeringuilla y a continuación se la he dado a Jorgito. Esa es la parte complicada. Hay que mantener al pájaro dentro del nido que hemos inventado, en mi caso el trapo. Una buena idea para un nido es un calcetín doblado. El pájaro tiene que estar cómodo, tranquilo y a la vez un poquito inmovilizado, necesitamos las dos manos. Una para sostener la jeringuilla y con la otra hay que abrirle el pico. Esto último hay que hacerlo con mucho cuidado. Es un pico chiquito y frágil y no queremos hacer daño al pájaro. Después de varias intentonas lo he conseguido y aunque Jorgito al principio no estaba por la labor en cuanto a notado el sabor de la pasta se ha puesto a abrir la boca como un loco. ¡Qué hambre tenía! Hay que empujar el embolo de la jeringuilla muy despacio (la jeringuilla sin la aguja, claro) para que la comida no salga disparada y acabemos atragantando al pájaro. Al principio le costará pero igual que le ayudamoa a abrir el pico se lo cerramos para que trague la comida (un poco como cuando le damos una pastilla al gato). Esto lo he repetido varias veces hasta que se ha comido la cantidad que me parecía la adecuada. Después con el mismo sistema de jeringuilla le he dado agua, sólo una poquita. Esto lo tengo que repetir cada 3-4 horas durante los próximos días. Cuando el pájaro me conozca le empezaré a dejar suelto por el baño para que vaya entrenando las alas y ganando músculo hasta que pueda irse. Aunque ahora lo tengo en la caja de zapatos es importante que a la hora de comer vea la luz del sol para que no pierda los ciclos del día y la noche. Ahora os dejo que a Jorgito le toca su toma. Mañana tengo que coger algún insecto para meterlo en la papilla y que no le falten proteínas y cuando sea más grande dárselos medio vivos para que se vaya acostumbrando a cómo son y cazarlos.




La semana pasada se me coló otro mirlo por el tubo de la chimenea y acabé desmontándola hasta que pude sacarle. Montarla otra vez fue un auténtico reto, pero la sensación de abrir las manos y que un pájaro salga libre, volando hacia el cielo es impagable.



Os dejo que Jorge tiene hambre-