lunes, febrero 27, 2012

RAY Y ESTRELLA

Para tí sólo un par de fotografías, para ellos su realidad. Estos gatos nacieron sin nombre, en el Campo del Sur, en Cádiz. Tal vez su madre, o la madre de su madre fuera una gata casera. Tal vez sus dueños se cansaron de tenerla y tal vez la abandonaron en la creencia (o no) de que los gatos se saben buscar bien la vida. Y como ella docenas. Y fueron a parar aquí.
Para tí puede ser un bonito paisaje de la costa gaditana, con sus amaneceres y puesta de sol, y el olor a mar, y cerca tal vez porque no, un chiringuito donde tomar algo. Fíjate bien porque esto es un infierno con disfraz de postal veraniega. Los virus, hongos y otras enfermedades son endémicas entre las rocas. En ellas nacen, malviven y mueren docenas y docenas de gatos. En verano el sol pudre la comida casera que gente con buenas intenciones pero mal criteri, en invierno, la lluvia y las olas se llevan a los más débiles. Los que sobreviven lo hacen enfermos y débiles y un gran porcentaje terminan ciegos.
En Cádiz vive Olga Mozo Gutierrez. Junto con otras mujeres valientes y generosas han organizado una protectora llamada Canis y Felix. Cada semana bajan a las rocas y dejan a los gatos entre otras cosas agua potable, pienso y casetas que han fabricado con muy pocos medios y mucho ingenio para que los animales puedan protegerse de las inclemencias del tiempo y también por qué no de los vándalos.
Pero no sólo eso. Además de todo llevan encima una enorme dosis de amor, tesón y paciencia. Y con esas armas rescatan todos los gatos que pueden: mamis con cachorrines, enfermos, sanos, machos, hembras, da igual, el caso es salvar vidas.
Una vez a salvo les llevan al veterinario, evalúan las necesidades médicas (que son muchas) y les ayudan a salir adelante y procuran cambiar el rumbo de sus vidas. Hacen fotos de los gatos (también rescatan perros víctimas de abandono y maltrato) y los suben al facebook. Y así me encontré con Ray y Estrella. Fueron las mismas fotos que abren este post. Me quedé impactada. Os recomiendo que busquéis a Olga Mozo Gutierrez en el fb y que no dejéis de visitar sus fotografías y vídeos, están llenos de animales que necesitan ayuda; una pequeña aportación económica, donaciones en comida o casetas, difusiones, acogidas, adopciones. No creas que tu grano de arena es pequeño. Muchos pocos hacen un mucho y las chicas de Canis y Felis necesitan de tu poquito para poder seguir con su labor.
Por cierto, estos son ahora Ray (el gris) y Estrella (la gatita blanca) con su nueva familia. Una familia montada a costa de animales que una panda de humanos decidieron un buen día que no merecían la pena. La mía.

sábado, octubre 01, 2011

ADIÓS JORGITO

Cuanto tiempo sin escribir. Tengo muchas cosas en mi cabeza que quiero compartir pero creo que debería empezar por terminar de contar la historia de Jorgito. La mañana siguiente de recoger a Jorgito me levanto pronto para echarle un vistazo. La noche anterior mientras le daba de comer aprendí un par de cosas. Los pájaros en el nido no son como los cachorros de perro o gato, esto es, no necesitan comer cada tres horas, no hay que despertarles, tienen sueño y quieren dormir. Y no hay que atufarles a comida, incluso lo que a nosotros nos puede parecer muy poco para ellos es más que suficiente.
Echo un vistazo a Jorgito y enseguida me doy cuenta de que algo no va bien. Está completamente hinchado, es literalmente un globo. Toda la piel que le rodea está tan hinchada que las plumas se han separado y veo perfectamente a través de la piel su frágil y rosado cuerpecito. Incluso la cabeza está hinchada. Busco en google y la red dice que es común cuando el pájaro sufre de falta de vitaminas. Pero sé que éste no es el caso. Jorgito se ha caído del nido ayer, estoy segura que sus padres le han alimentado bien, y por ahora está espabilado y lleno de energía, aunque noto que su movilidad no es la misma, pero no le noto débil sino incómodo. Acondiciono una caja de zapatos y me lo llevo al veterinario.
Mi veterinario no está, se ha ido de vacaciones así que está la suplente que no tiene ni idea de lo que le pasa. Decidimos que hay que pinchar la burbuja y aplicar pomada con penicilina en los agüjeritos. Así que con esa idea voy a casa y me hago con el siguiente material:

- agujas para diabéticos, son finísimas, perfectas para perforar la piel de Jorgito
- alcohol de farmacia, para desinfectar las agujas antes de pinchar
- pomada de penicilina para aplicar en la perforación.

Esto es lo que hago:

Limpio bien la aguja de diabéticos con un algodón empapado en alcohol y cojo al mirlo con la mano izquierda, con ese pulgar aparto muy suavemente unas plumas para dejar la zona a perforar a la vista. Es muy importante la posición de la aguja a la hora de pinchar. No es como pinchar un globo, la aguja no puede ir frente a la piel, si el pájaro se mueve tenemos un incidente desagradable. Hay que ir en paralelo al cuerpo. Podemos hacer un agujero de entrada y salida, casi como dar una puntada. Hay que hacer esta operación con mucha calma,mucha paciencia, lentamente.
Pronto me doy cuenta de que no hay una sola burbuja si no muchas pequeñas: la parte de atrás de la cabeza, el pecho, la espalda, los muslos, en total 6 ó 7. Cada vez que hago un agujero, lo tapo después con un poquito de pomada con penicilina. Según las burbujas pierden aire noto que Jorgito está más activo y se encuentra más agusto. Entonces aprovecho y le doy de comer. Le observo a lo largo del día y veo que está bien y le doy de comer cada hora y media.

A la mañana siguiente Jorgito es un globo de nuevo, la lógica me dice que las burbujas se hinchan con la respiración de Jorgito, es decir, que tiene la pleura perforada, tal vez por una costilla rota y que de ser así no hay mucho que pueda hacer por él. Cada día sigo con mi rutina de perforar las burbujas y dar de comer y beber a Jorgito, pero veo que respira con dificultad y que ha perdido peso. Una mañana noto que sólo le quedan unas horas. Decido sacarle a la terraza, encima de una mesa acomodo con unos paños algo parecido a un nido y le cubro un poco para que esté relajado y tranquilo. Es muy triste. Da bocanadas intentando llenar sus pequeños pulmones pero es en vano. Quiere incorporarse cuando escucha otros mirlos llamándole pero no tiene fuerzas. Poco a poco se rinde. Unos minutos después, que se me hacen eternos, todo ha terminado.

Jorgito, he aprendido mucho de tí, comparto lo que me has enseñado por si alguna vez alguien encuentra otro pájaro caído del nido. Estoy segura de que ésta vez Jorgito saldrá volando.

domingo, junio 26, 2011

COMO CUIDAR UN PÁJARO CAÍDO DEL NIDO





Este es Jorge, Jorgito, un mirlo común. En algún momento del día se ha caído del nido y hoy cuando sacaba a la Chata le he encontrado intentando remontar el vuelo. A veces cuando un pájaro cae del nido los padres bajan y le siguen alimentando, especialmente si como Jorge ya es grandecito. La cosa es que hace calor, mucho, y la zona donde ha caído está muy transitado por gatos, empezando por los míos, así que le he cogido y me le he traído a casa. Os cuento brevemente como le cuido por si os veis en el mismo caso tal vez os sea de ayuda. También si leéis esto y tenéis experiencia me gustaría conocerla y que diérais ideas y pautas para que la cría de Jorgito sea un éxito y pronto sea libre.



Lo primero que he hecho para cogerle es echarle un paño por encima, el mismo que veis en la foto. La situación para el pájaro es de muchísimo stress y la oscuridad les ayuda a relajarse. Además con el calor que hace las manos sudan y provocan un calor en el animal que junto con la tensión no es bueno. Ya en casa le he puesto en una caja de zapatos en la que he hecho muchos agujeros con un lápiz para que no le falte el aire- He metido a Jorge dentro envuelto en el paño a modo de nido y le he dejado así en el baño. Nada de ruidos, mis gatas no le pueden tocar y la perra tampoco. Después le he preparado una pasta con yema de huevo, lechuga y galletas para diabéticos, por que eran las que tenía y porque creo que sin azúcar es mejor. Lo he triturado todo bien y diluido en agua, para que quede una pasta suave. Cuando la he tenido listo la he metido en una jeringuilla y a continuación se la he dado a Jorgito. Esa es la parte complicada. Hay que mantener al pájaro dentro del nido que hemos inventado, en mi caso el trapo. Una buena idea para un nido es un calcetín doblado. El pájaro tiene que estar cómodo, tranquilo y a la vez un poquito inmovilizado, necesitamos las dos manos. Una para sostener la jeringuilla y con la otra hay que abrirle el pico. Esto último hay que hacerlo con mucho cuidado. Es un pico chiquito y frágil y no queremos hacer daño al pájaro. Después de varias intentonas lo he conseguido y aunque Jorgito al principio no estaba por la labor en cuanto a notado el sabor de la pasta se ha puesto a abrir la boca como un loco. ¡Qué hambre tenía! Hay que empujar el embolo de la jeringuilla muy despacio (la jeringuilla sin la aguja, claro) para que la comida no salga disparada y acabemos atragantando al pájaro. Al principio le costará pero igual que le ayudamoa a abrir el pico se lo cerramos para que trague la comida (un poco como cuando le damos una pastilla al gato). Esto lo he repetido varias veces hasta que se ha comido la cantidad que me parecía la adecuada. Después con el mismo sistema de jeringuilla le he dado agua, sólo una poquita. Esto lo tengo que repetir cada 3-4 horas durante los próximos días. Cuando el pájaro me conozca le empezaré a dejar suelto por el baño para que vaya entrenando las alas y ganando músculo hasta que pueda irse. Aunque ahora lo tengo en la caja de zapatos es importante que a la hora de comer vea la luz del sol para que no pierda los ciclos del día y la noche. Ahora os dejo que a Jorgito le toca su toma. Mañana tengo que coger algún insecto para meterlo en la papilla y que no le falten proteínas y cuando sea más grande dárselos medio vivos para que se vaya acostumbrando a cómo son y cazarlos.




La semana pasada se me coló otro mirlo por el tubo de la chimenea y acabé desmontándola hasta que pude sacarle. Montarla otra vez fue un auténtico reto, pero la sensación de abrir las manos y que un pájaro salga libre, volando hacia el cielo es impagable.



Os dejo que Jorge tiene hambre-







lunes, junio 06, 2011

PERROS POTENCIALMENTE PELIGROSOS

Todas las noches Bimba (La Chata) y yo nos vamos a dar el último paseo del día. A veces nos acompañan las gatas Amelia y Puro y otras veces nos vamos las

dos solas. Es el momento del día para de reforzar el tema de la correa, de enseñarla a no cruzar, de recordarla antes de acostar que la líder soy yo. Hay días que son un éxito, hay otros que la perra no me hace una pedorreta porque no sabe, pero el caso es trabajar un poco cada día, todas las ocasiones son buenas.



Hace unos días volvíamos a casa de nuestro paseo, Chata iba suelta, caminaba a mi lado, las dos tranquilas, yo pensando en irme a dormir y ella no sé en qué. En estas nos encontramos a un matrimonio, Chata se acerca al hombre con pasito lento y le huele, enseguida pierde el interés. El hombre me dice:


-uy, quítame ese perro que no me gusta nada



No entiendo muy bien lo que hay que quitar porque la perra no tiene ningún interés en este señor, de hecho ha encontrado algo mucho más interesante: un sapo gordo y verde que se dirige a toda prisa a un arbusto casi tan verde como él. La Chata ha decidio escoltarle.



- No me gustan esos perros, son de esos que de jovencitos vale pero de mayores te traicionan.



Ya veo por donde va el tipo, pero no soy ni la mitad de inteligente que Chata y en vez de pasar de él entro a trapo y le digo:



- ¿me está usted hablando de perros o de su experiencia personal con las personas?


- de perros, de perros, éste es un perro de esos


- ¿de esos de cuales?


- de los de la lista


- ¿de qué lista?



Si hay algo que no comparto en absoluto es la famosa lista de los PPP, perros potencialmente peligrosos. Me parece muy atrevido y muy ignorante elaborar una lista en la que no sé quien ni con qué criterios decide que hay una serie de perros que son peligrosos. Detesto las etiquetas, detesto que se juzgue a los perros sin tan siquiera conocerlos. Me parece intolerante, estúpido y prepotente el juzgar por la apariencia y encima tener los bemoles de plasmar toda esa ignorancia en una lista como si fuera dogma de fé. Para este tipo (que ya me empezaba a caer bastante mal) mi perra era agresiva y traicionera. Apenas la había visto un minuto.



- ¿de qué lista?


- de la lista de los perros esos


- ya. ¿ha leído usted la lista?


- no


- ¿la ha visto publicada en alguna parte?


- no


- ¿sabe la raza de mi perra?


- no, pero es de esos.



Me voy calentando, intento no calentarme, pero me voy calentando, no sólo no ha leído la estúpida lista sino que aunque lo hubiera hecho no sabría sin Chata está en ella porque ni siquiera conoce su raza. Supongo que le mosquean los mofletes de la Chata, esos mofletes de los que mi padre estira o la gata Amelia ha intentado alguna vez colgarse. Esos mofletes que ahora rozan el lomo del sapo gordo y verde, desde luego Chata es más lista que yo mil veces.



- osea, que usted no ha visto o leído la lista pero sabe que mi perra está en ella, aunque tampoco sabe su raza.


- mira, yo he tenido perros toda mi vida y entiendo de perros, siempre he tenido muchos que soy cazador.



Estoy en un tris de decirle que yo también tengo mis listas y en mi lista de "actividades" repugnantes, la caza está en los primeros puestos, estoy en un tris de decirle que los cazadores son deleznables como dueños de perros pero resulta que no me gusta generalizar y soy educada y opto por callarme. Y este tipo interpreta mi silencio como una victoria suya, y se crece:



- y me gustan los perros, que tengo una perra que tiene ya como catorce años, que me ha criado mucho y mira se puso mala y llamé al veterinario.



Me pregunto si quiere un premio, su perra se enferma y llama al veterinario..¿y? .Sigo callada, de hecho me estoy mordiendo la lengua, creo que sangro y todo. Chata sigue escoltando al sapo, sin tocarle.



- llamé porque se le había reventado el útero, animalillo



Ahí me hago lío, ¿tiene rayos x en los ojos?



- ¿cómo sabe que se le ha reventado el útero?


- coño, porque lo veo


- ¿cómo que lo ve?


- porque se le salió hace ya tiempo y con el roce del suelo pues se conoce que con el roce, con el roce eso se le ha roto, y claro sangrando y eso, pero bueno llamé al veterinario y...



Ya no le escucho, miro a Chata, a mi Perra Potencialmente Peligrosa, que sigue escoltando al sapo sin hacerle un rasguño y miro a este gañán de tercera, cazador , que ama a sus perros, y que no está en ninguna lista porque no existe una lista de bestias a dos patas a las que se les prohiba tener animales de ninguna clase. Este amante de los perros que ha tenido a su perra criando hasta que el útero se la descolgado del cuerpo y lo ha ido arrastando por la casa y la calle durante semanas hasta literalmente reventar. Pero la peligrosa es mi perra. Miro en silencio a la mujer del gañán que ha permanecido todo el tiempo en segundo plano y pienso que tiene aspecto de haber tenido más de un hijo, estoy en un tris de recomendarle una buena faja por si acaso pero me aguanto las ganas y sin despedirme camino hacia casa. Chata se viene conmigo.



Días después me encuentro al gañán de nuevo por las calles del pueblo, mi perra va suelta conmigo y él lleva a dos de los suyos sueltos también. En cuanto ve a la Chata empieza a gritar como un poseso, su perros se ponen muy tensos y se tiran ladrando a por ella, pero mi perra que es lista, los ignora por completo y sigue caminando tranquila a mi lado. Gañán ata a sus perros, que tiran de él como posesos, se cruza a un señor del pueblo que le pregunta porqué lleva los perros atados, que porqué no los suelta. "No los suelto porque no me fío de la perra esa que va por ahÍ" Le oigo y por un momento se me pasa por la cabeza enfrentarme , estoy harta de este idiota, pero como siempre la lección viene de la perra. La miro jugar con Charito, una podenco abandonada tras la temporada de caza a la que hace poco la han matado los cachorros y estaba muy triste. La Chata juega con ella, la lame la cara, se echan carreras, la está ayudando a recuperar la autoestima y tiene éxito. Mientras las miro oigo al gañan mentar a Dios y a la madre de sus perros a la vez que les amenaza con partirles un palo en el lomo.



Está claro que queda mucho por hacer

martes, mayo 03, 2011

CÉSAR MILLÁN





César Millán está en Madrid los días 2 y 3 impartiendo sus seminarios y claro no me lo podía perder. Admiro muchísimo a Cesar Millán por diferentes razones. Somos de la misma generación, prácticamente la misma edad. Cuando yo tenía veinte años y estudiaba en la Universidad y viajaba por Europa con toda tranquilidad poniendo en práctica los idiomas aprendidos, César Millán se brincaba la frontera Mejicana a Estados Unidos sin saber ni una palabra de inglés y sin un céntimo en el bolsillo pero con una voluntad de hierro y un objetivo en su cabeza. Veinte años después es conocido y respetado internacionalmente por su trabajo. Admiro al Encantador de Perros y admiro a César Millán. Admiro a la persona que creyó en sí misma, y que saltó la frontera mejicana, pero sobre todo admiro a la persona que si tuvo una frontera interna, una barrera que le susurraba que los sueños no se cumplían supo ignorarla o saltarla igual que la otra frontera. Ése sí fue un gran salto. Admiro al hombre que creyó en sí mismo, que sabía que tenía un potencial y que supo desarrollarlo y que sacando lo mejor de sí mismo nos ayuda a los demás a sacar lo mejor de nosotros. Estoy segura de que habrá tenido momentos difíciles , de que el camino hasta donde está hoy habrá sido más duro de lo que nos parece a los que ahora contemplamos su éxito. Así que a mi Cesar Millán, me anima a mejorar cada día, su ejemplo me dice que los sueños se cumplen, que sólo se vive una vez y que tenemos que desarrollar nuestro potencial, es nuestra obligación ser felices y desarrollar nuestras capacidades al máximo. Todos, todos tenemos un don, ese extra que otros no tienen, que es exclusivo de nosotros y que nos hace únicos. Ese don que al potenciarlo nos hace mejores y nos ayuda a mejorar nuestra vida y por ende las de los que nos rodean y al final el mundo. No hay límites. Basta con darse permiso.


En cuanto al Encantador de Perros decir que creo firmemente en sus enseñanzas, repasarlas aquí sería muy extenso, pero no quiero dejar de recomendaros sus libros que están editados en castellano y también al programa de Cuatro. Está en pre-producción un nuevo programa suyo en castellano, no tengo muy claro el formato, pero creo que en lugar de adiestrar a los perros va a formar posibles futuros adiestradores, posibles futuros Encantadores de Perros. Si me entero de más lo iré contando por aquí. Su show de ayer en el Palacio de los Deportes fue muy divertido, lleno de sentido del humor, íbamos aprendiendo sin darnos cuenta, fue el auténtico líder, un hombre abierto, amable, algo socarrón, que viene con ganas de compartir lo que sabe y también dispuesto a aprender. Su mensaje de amor y respeto a los perros me llega muy dentro. Intento poner en práctica sus enseñanzas cada día. Mis perros pasean todos los días, si rompen algo o hacen alguna picia no me lo tomo de forma personal, (repaso, seguro que hay algo que yo podía haber hecho de forma diferente) intento no comunicarme verbalmente con ellos porque entre ellos no existen los nombres y el último consejo de César que he puesto en práctica es comprar una especie de corralito para Bimba, cuando está dentro está tranquila, me deja trabajar o puedo ir a comprar sabiendo que a la vuelta está dentro con sus juguetes y no va a vagabundear por la casa haciendo destrocillos típicos de cachorro. Hay muchos de sus consejos que no pongo en práctica, técnicas que no implemento bien, aspectos que tengo que mejorar para ser más feliz yo y hacer más felices a mis perros. Y todo esto es bueno porque significa que sólo podemos avanzar, que cada día las cosas sólo pueden ir a mejor, que cada día estaré más cerca de ser el pack leader que me gustaría ser. Y cuánto más mejore y más equilibrados estemos la manada y yo, más perros podremos ayudar a recuperarse y también más conciencias humanas cambiaremos. César terminó el show de ayer con un frase y yo os quiero dejar con ella también, es de Ghandi



La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales.










viernes, abril 22, 2011

TOÑI NECESITA AYUDA


































Esta es Toñi. Nos acompaña muchas veces a la manada al paseo. No creo que haya cumplido el año y su vida es ya muy dura. Su historia se puede resumir así: érase una vez un cazador que vivía en la gran ciudad y que tenía tiempo libre y posibilidades económicas. Decide montar una reala y se hace con cachorros de aquí y de allá. En total cincuenta perros. Se los lleva a un pueblo donde hay caza y los deja a todos en una finca. No hay nada como tener pasta para poder darse un capricho. Así que ahora el pijo de ciudad tiene ciencuenta perros en una finca para poder ir a cazar y lucirse delante de los colegas. Además el hombre tiene sentido "estético", corta uns orejas por allí, unos rabitos por acá, no le queda muy bien, pero por la falta de práctica que si no...Todo perfecto. O casi. Resulta que los perros necesitan comer todos los días y no todos son tan buenos para la caza como parecían y además lo de ir a cazar tampoco es tan divertido y además tanto perro, y cógete el coche y vete al pueblo y dales de comer y cógete el coche de vuelta y vuélvete a casa y el veterinario y ufffff, qué rollo.... mmmm ...¿qué hacer? Nuestro pijo de ciudad decide que lo mejor es que se busquen la vida así que abre las puertas de la finca y los suelta, a los cincuenta. Uno de ellos es Toñi.

La alimento todos los días y desde hace un par de semanas me deja tocarla, Bimba la boxer me ha ayudado mucho con eso y también ayuda a Toñi a relajarse y a subir su autoestima. Pero la situación es peligrosa. Toñi ya ha empezado a perder peso, a sufrir las primeras pedradas (tiene marcas por las patas) y cojea un poco (¿la han atropellado? ¿la han corrido con las motos?). Toñi es muy cariñosa y dulce, necesita una familia que no la vea como un capricho si no como un miembro más que puede aportar muchas cosas positivas. Las fotos que veis que está ladrando es que se pone contenta cuando me ve y me lo dice, es muy graciosa y muy bonita. Si sabéis de alguien que pueda acogerla o que sea un adoptante responsable, no dejéis de hacérmelo saber. Toñi se lo merece, si nadie la ayuda, la espera un verano muy duro y un final nada bueno. De parte de Toñi , muchas gracias.

martes, abril 19, 2011

LA HISTORIA DE PINTO CONTADA POR PINTO

Me llamo Pinto, soy un sabueso español de diez años de edad. Nací a muchos kilómetros de distancia de donde vivo ahora. Me pasé los seis primeros años de vida cazando. Los de mi raza estamos especializados en liebre y a veces caza mayor. Si hay que hacer frente a un jabalí pues se hace y punto.



Hace cuatro años, mi amo, junto con otros cazadores y un grupo de perros como yo, vinimos a pasar el fin de semana a esta parte del país. Perros y amos llegamos con los coches a un claro del bosque y allí nos soltaron. A tres compañeros de mi mismo equipo y a mí nos llegó un olor (un viento lo llaman) de un venado. Sin contemplaciones nos dimos a la carrera siguiendo su rastro y desaparecimos entre los árboles aullando frenéticamente. Pasadas unas horas comenzó a anochecer y aún no habíamos conseguido cobrar la pieza. Fue entonces que los otros dos sabuesos decidieron volverse de vacío y yo preferí continuar. Jamás se vuelve sin nada. Volver al amo sin nada en la boca es una idea estúpida, suicida. Es cuando lo haces que empiezan los problemas, y más si tienes cierta edad. El amo empieza a mirarte raro, con un signo de interrogación en la mirada que con el tiempo pasa a la indiferencia y termina en desprecio absoluto. Lo he visto muchas veces. Compañeros míos han pasado de los halagos al tiro en la cabeza en cuestión de meses. Del perro favorito al perro muerto. Volver de vacío no era una opción.



A la mañana siguiente y con la presa definitivamente perdida estaba agotado, hambriento y frustrado. Emprendí el camino de regreso al claro del bosque donde los amos aparcaron el coche la mañana anterior. Intentaba consolarme pensando que cualquiera podía perder un rastro alguna vez en la vida y que pronto tendría otra oportunidad de demostrar a mi amo que seguía siendo el mismo Pinto de siempre.Llegué al claro.


No había nadie.


No había coches, no había cazadores, mis compañeros tampoco estaban. Por un momento pensé que me había confundido de lugar, era imposible que me hubieran abandonado, que hubieran regresado a casa sin mí. Yo nunca lo haría, nunca dejaría a un compañero (no importa el número de patas) abandonado a su suerte, sin techo, sin agua, sin comida. Acostumbrado al ruido de motores, a los ladridos y a los gritos, ese silencio en medio del bosque me pone nervioso. Estoy solo. Queda en el aire un leve olor a gasolina, a orín de uno de los compañeros que ha marcado un arbusto casi seco, me llega también el olor a los restos de un bocadillo, apenas quedan unas migajas y como lo que han dejado las hormigas. Entonces no imagino que durante los próximos dos años mi vida serán eso: soledad y migajas.





Durante días deambulo por la carretera intentado encontrar algún rastro que hayan dejado los de mi grupo. Nada. Decido que lo mejor que puedo hacer es andar por medio de la autopista porque se me mete en la cabeza que el momento en que mi amo se de cuenta de que se ha vuelto a casa sin mí volverá a buscarme y en medio del asfalto soy muy visible. Los coches pasan a mi lado a gran velocidad, me pitan y yo corro contento hacia ellos porque estoy seguro de que en uno va mi amo. Mi amo que viene a buscarme, mi amo al que siempre he sido leal y obediente, mi amo al que he entregado incondicionalmente mi vida, mi amo vendrá a buscarme. Y con la esperanza del reencuentro continúo caminando por el asfalto, hasta llegar al pueblo donde vivo ahora.


En las afueras, al lado del cementerio hay un vertedero donde los pastores arrojan ocasionalmente su ganado muerto y el carnicero piezas que no ha conseguido vender. Este lugar se convierte en mi pequeño territorio y a él incorporo una rutina básica: comer y tumbarme en medio de la carretera a esperar a mi dueño.
Así paso dos años, dos lentos, solitarios y muy, muy duros años. He adelgazado mucho, estoy muy sucio, me veo en los charcos y casi no me reconozco. Me he dado cuenta de que en este pueblo hay muchos cazadores. Se me ocurre que es posible que alguno de ellos conozca a mi amo, puede ser que hayan hablado con él e incluso que haya un rastro suyo en alguna de sus ropas. Elijo un viejo cazador al azar que veo caminando y me acerco a él con un trotecillo simpático, cordial, tranquilote. La primera pedrada me da de lleno en la nariz. Es una piedra grande en la mano de un hombre grande. Sangro bastante pero aún así insisto en acercarme, no he hecho nada a ese hombre y yo sólo quiero preguntar por mi amo. La segunda es en las costillas, me alcanza de pleno. El mérito no está en la puntería del hombre, es que estoy tan flaco que mis costillas son un blanco bien fácil. Durante las semanas y meses siguientes que voy a preguntar por mi amo, se repiten las agresiones. Tengo heridas por toda la cara (está muy hinchada), las patas, el lomo... el dolor que me producen se suma a la desnutrición, la depresión, el frío. Ya no queda nada del perro alegre que fuí.



Seguí conservando la costumbre de dormir en la carretera y un día que la cruzaba , débil y con la vista borrosa, no vi lo que se me echaba encima. Me atropellaron y fui arrastrado de una de mis patas delanteras durante metros. El dolor me hizo entrar en estado de shock, mi pata delantera derecha estaba destrozada, todos los tendones estaban rotos y la almohadilla central había desaparecido entera. Me incorporé como pude y busqué un lugar donde esconderme varios días. Cambié mi rutina y comencé a bajar al pueblo sólo por la noche cuando la gente ya se había metido en sus casas. Cada vez que paso por delante del garaje de una de ellas me "atacan" unos ladridos de lo que me parece un perro pequeño. Es Sancho pero yo aún lo sé.


Un día cualquiera decido que ya no puedo más. Eso a veces lo hacemos los perros. Estamos programados para sobrevivir pase lo que pase y ni el hambre ni las heridas vencen nuestro ánimo. Pero necesitamos una manada, un grupo al que pertenecer, al que poder aportar nuestras cualidades y yo tullido y todo tengo muchas, pero parece que nadie quiere molestarse en descubrirlas. Me tumbo pues junto a un muro y espero sin miedo a que me llegue la hora. Se acerca una mujer, lleva siguiéndome meses. Le acompaña siempre el perro nervioso que me ladra desde el garaje. Aunque no hay nada amenazante en ella huyo siempre que se me acerca. Lo intenta muchas veces: deja comida a mi lado, se sienta junto a mi ignorándome, hablando con Sancho, acariciándole, jugando con él enfrente mía. Un día Carmen cambia de táctica, esta vez viene con una amiga, Amanda, que lleva de la correa una perra. Me llega a la nariz ese olor maravilloso que tienen las hembras y un poquito de vida se enciende dentro de mí. Cojeando voy siguiendo a la hembra que sigue a Amanda que sigue a Carmen que llave en mano se encamina a un corral de puertas grandes y verdes. En algún momento sin que me diera cuenta alguien ha puesto una bufanda rosa alrededor de mi cuello y va tirando de mí. Abre Carmen la puerta y entra, detrás Amanda, detrás la perra Blanqui de olor maravilloso y detrás yo. Parecemos el Flautista de Amelín y las Ratas. Cuando escucho las puertas verdes cerrarse detrás de mí el pánico me paraliza. Acabo de cometer un gran error, estoy encerrado, sin escapatoria con dos humanos. Amanda se acerca, miro sus manos, no hay piedras en ellas. Con las llemas de los dedos me acaricia el entrecejo despacito y me habla bajito y su hablar es dulce y ya no estoy tan asustado y a lo mejor después de todo no he cometido un error y se me escapa un suspiro y apoyo mi cabeza en su pierna. Carmen me trae agua fresca y comida.
Al día siguiente me lleva en coche al veterinario. Encuentran el chip en mi cuello, encuentran a mi amo al que tanto busqué durante tanto tiempo. El veterinario le confirma que nunca podré volver a cazar debido al destroce en mi pata. Habla después con Carmen, le cuenta mi historia, le dice que soy buen perro pero que si no sirvo para cazar ya no me quiere, que paga la inyección letal pero que ni un céntimode más de gastos de veterinario o mi alimentación. Carmen dice que no quiere nada. Fin de la conversación. Vienen ahora vacunas, papeles, pastillas, desparasitación, baño (que no me gusta nada) y un ungüento para caballos perfecto para reconstruir mi almohadilla. Me encanta cuando me la cura porque luego me da sopliditos en la herida y besos en la cabeza. Y en las orejotas. Y rascaditos en el cuello. Y paseos diarios, y comida. Y mi caseta donde meterme cuando llueve con mi colchón. Y Sancho, mi compañero Sancho que me quiere mucho, que me lame la cara todos los días, que me hace sentir necesitado y por el que doy la cara siempre. Soy tan feliz y muevo tanto el rabo que no lo hago de un lado a otro si no en círculos, a veces mi trasero parece un helicóptero listo para el despegue. Estoy guapo otra vez. Uno de los del pueblo que me tiraba piedras le ha dicho a Carmen que soy un perro de categoría. Le ha hecho una oferta económica por mí pero ella la ha rechazado, por supuesto, le ha dicho que yo siempre he sido un perro de categoría, incluso cuando vivía en el vertedero alimentado de despojos. Me acerco al hombre, no soy rencoroso, le digo hola con mi rabo-helicóptero. La misma mano que me tiraba piedras me da ahora palmaditas en la cabeza. Le dice a Carmen que soy viejo y que en realidad no sirvo para nada, no se me puede sacar provecho. Ella le pregunta entonces que desde cuando está él jubilado y que qué piensan en su casa de su descenso de productividad. El hombre sorprendido no responde.


Es verdad, era, he sido y siempre seré un perro de categoría.